Sony ha soltado una de esas bombas que resuenan en la industria: la PlayStation 6 ya está oficialmente en desarrollo. No, no es un rumor ni una especulación; la propia compañía ha confirmado en sus redes que su próxima generación de consolas está en proceso.

Las consolas tienen futuro, ¿aunque el streaming crezca?

La noticia de la PS6 llega con un mensaje claro y contundente de Sony: las consolas físicas no van a desaparecer, a pesar del creciente interés y las inversiones en el streaming de videojuegos. Esta declaración es un soplo de aire fresco para muchos, pero, ¿qué significa realmente?

Desde hace años, el concepto de jugar a videojuegos sin necesidad de una consola potente, solo con una buena conexión a internet y un servicio como Google Stadia (QEPD), GeForce Now o Xbox Cloud Gaming, ha ganado tracción. La promesa es atractiva: acceso instantáneo, sin descargas, y sin la inversión inicial en hardware. Pero Sony lo tiene claro: el corazón de su ecosistema seguirá latiendo en sus consolas dedicadas.

¿Por qué Sony es tan categórico?

La postura de Sony no es casualidad. Responde a varias realidades del mercado y a las ventajas inherentes de las consolas:

  • Latencia: En una consola los juegos se ejecutan localmente, garantizando la menor latencia posible. El streaming aún lucha con la calidad de imagen y el retardo, algo crítico en juegos rápidos.
  • Propiedad y control: Poseer una consola y tus juegos físicos o digitales te da un sentido de propiedad y control que el streaming no ofrece. No dependes de la estabilidad de un servidor o de la suscripción a un servicio para acceder a tu biblioteca.
  • Mercado estable: Las consolas han demostrado su longevidad. Cada nueva generación llega para superar a la anterior, pero las máquinas ya existentes siguen siendo relevantes durante años. La PlayStation 4, por ejemplo, sigue teniendo una base de usuarios activa y juegos nuevos mucho después del lanzamiento de la PS5.